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¿Alguien sabe cómo salir de esta?

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¿Alguien sabe cómo salir de esta?

Escribir en el mes de octubre sobre la incidencia del virus Covid-19 en el ámbito sanitario, y, por ende, en el ámbito social y económico, todavía es una actividad de riesgo o, al menos, de futurología, ya que todavía sigue muy presente entre nosotros y su final todavía es impredecible, aunque voces autorizadas, no sé si suficientemente expertas, pronostiquen una vacuna para finales de año. Ojalá.

El diagnóstico de la situación está claro: Los datos son inapelables. En el ámbito sanitario, el número de contagios aumenta. El de hospitalizados y fallecidos, a pesar de su mejora, muestran unos valores que indican que la situación no está controlada y su evolución no permite vislumbrar un final próximo. En el ámbito económico y, consecuentemente, social la situación es preocupante. El PIB del año 2020 bajará en el entorno del 12%. El número de parados a fin de año, aun suponiendo la continuidad de los ERTEs, podrá superar los cinco millones. Pero quizás lo más grave es que no se ve el momento de la recuperación, ni el valor de la misma.
Pero dejemos de lado estos diagnósticos certeros y terribles que únicamente aportan incertidumbre y desasosiego y centrémonos en posibles soluciones o actuaciones que permitan mejorar los presagios.

Creo que es el momento de adecuar y establecer algunas medidas, especialmente en el ámbito económico y social, en las que si tenemos mucho poder de decisión a nivel nacional y comunitario. Para establecer estas medidas se han conformado comités de expertos a nivel autonómico y nacional, conformados por empresarios, representantes sociales, intelectuales etc. y, por supuesto, políticos. Es decir, lo más granado de la sociedad. Pero, por el momento, lo que se va estableciendo, o mejor dicho debatiendo, creo, y así me lo han certificado grandes empresarios y directivos, no se llega a la raíz del problema, nos limitamos a poner parches a un barco que está en medio de un temporal y en el que entra agua por varias grietas. Quizás este símil con el barco nos puede ayudar a plantear como se debe analizar el problema de la economía y a plantear alguna solución. Vamos con él.

Es un barco que hace el trayecto entre dos puertos, cargado de mercancías. Durante varios años la travesía ha sido más o menos estable. La previsión meteorológica le había ayudado a evitar los temporales, y a resguardarse en puerto hasta que habían pasado. Pero hace un tiempo salió como siempre del puerto y, a mitad del trayecto, se encontró con un temporal sobrevenido que los pronósticos no habían anticipado. El primer envite fue tremendo, pilló a la tripulación desprevenida, unos cayeron al mar por el impacto de las olas, otros resultaron heridos y otros se mantuvieron en pie, redoblaron esfuerzos para ayudar a los heridos y para mantener el barco a flote. Pero el temporal no amainó, todavía ahora sigue activo, aunque con menor intensidad.
En esta situación, el armador del barco que, por cierto, está en el puerto, una de las primeras decisiones que adoptó fue ir a la empresa de remolcadores para que le prestarán, o mejor cedieran, dos remolcadores que permitieran llegar hasta el barco y remolcarlo al puerto más cercano para allí proceder a su reparación y volver a continuar el trayecto hasta el puerto de destino.
También pide una ayuda económica a la Asociación de Armadores de Barcos para paliar los daños ocasionados y para atender a los tripulantes que han sufrido algún percance.

Después de largas discusiones, especialmente de las medidas que debía adoptar el barco para facilitar el remolque y para efectuar las reparaciones necesarias, se llegó a un acuerdo y le prestaron, con pago aplazado, un remolcador y otro se lo cedieron, un importe económico a fondo perdido y otro en préstamo con condiciones ventajosas, aquello de hoy por ti y mañana por mí, es decir, solidaridad. Pero para que esta actuación de los remolcadores sea efectiva es preciso que el barco se prepare para facilitar la maniobra y, además, se debería aprovechar para adecuarlo a la nueva situación, con el fin de que la estancia en puerto sea la menor posible y la reparación sea lo más eficiente. En esto, el armador, el capitán y la tripulación tienen que implicarse en hacer el barco más ligero, más seguro, más rápido y mejor preparado para conseguir estos objetivos.
La situación actual del barco es dantesca, la mayor parte de los tripulantes están pidiendo ayudas, los heridos más graves entienden que, a pesar de no trabajar, alguien les tiene que garantizar el salario total y, además, durante todo el período de tiempo hasta su recuperación total, es decir, hasta que puedan volver a embarcar; los menos graves, que todavía pueden hacer algún trabajo quieren que su actividad laboral sea nula o, al menos, mínima y con todos los complementos salariales totales; por último, los ilesos quieren que se reconozca el sobre esfuerzo que están realizando y si no es suficientemente reconocido amenazan con huelga o que envíen más tripulantes.

El capitán y su staff de mando no saben cómo salir de esta situación, entienden que bastante tienen con pensar como mantener el barco a flote. Su interlocución con el armador y su corte de ayudantes es difícil, ninguno ha sido tripulante y, por tanto, nunca ha vivido un temporal. Además, no pueden abstraerse de sus otras tareas, obviamente no tan urgentes y mucho menos importantes, pero para ellos relevantes. Otro armador está intentando quedarse con esta ruta y, consiguientemente, con los clientes y para ello está poniendo en entredicho el conocimiento marino, la ética laboral, etc. del actual. Éste no se queda solo a la defensiva, está intentando encontrar en su anterior trayectoria, en algún momento, alguna actuación empresarial o personal dudosa.

Mientras tanto el barco continúa en una difícil situación: los remolcadores ya aceptados no llegan y están a la espera de que se adopten medidas en el barco y las vías de agua continúan, los parches han ello un efecto de contención, pero limitado.
El armador junto con salvamento marítimo, la guardia civil del mar, los ministerios y Conselleria correspondientes y un largo etcétera han constituido un grupo de trabajo para ver que se debe hacer, es decir, como actuar para que la labor de los remolcadores sea efectiva.

Han enviado al barco un protocolo de actuación para que cumplimenten una serie de documentos que permitan conocer la situación y, a partir de este conocimiento, determinar la situación y la mejor manera de solucionarla, es decir, acceder a puerto.
Necesitan saber el número de heridos y su estado médico, mediante un análisis, persona a persona de su estado avalado por el médico o personal sanitario que esté a bordo. El informe debe venir acompañado de las pruebas realizadas, el curriculum del personal sanitario responsable del mismo y su propuesta de actuación. Ello permitirá evaluar los medios sanitarios que es preciso desplegar en el puerto.

Por otra parte, han de enviar un protocolo del estado del barco y de sus elementos, es decir, superficie del casco afectada, posicionamiento de esta, evolución en las últimas horas, etc. así como instalaciones afectadas, elementos de las mismas estropeados, elementos defectuosos, tiempo estimado de aguante de estos, etc.
Además, deben establecer la posición actual del barco, su previsible evolución, de acuerdo con las previsiones meteorológicas, altura del oleaje, etc.

En esta situación, el capitán del barco reúne a sus colaboradores más estrechos para analizar las actuaciones que se deben realizar para reconducir la situación. El planteamiento del capitán al inicio de la reunión fue bastante expresivo: ¿Alguien sabe cómo salir de esta?  Además, este barco tiene una cadena de mando de personas poco expertas, que nunca se han visto en un trance similar y con poca experiencia en el mar.

Con el asesoramiento y exigencias de los propietarios de los remolcadores y los prestamistas, plantearon un plan de acción, que pasa por las siguientes actividades principales:
-Apuntalar lo relevante. Aquellas partes del buque que son imprescindibles para la marcha del mismo han de constituir la prioridad en la actuación. A este fin han de dedicarse la mayor parte de los medios disponibles.
-Actuar sobre los elementos básicos. Hay que cuidar que ciertos aspectos sensibles de la marcha del barco, que aún se mantienen en buen estado, no se deterioren, por tanto, también han de ser objeto de especial atención.
-Hay que eliminar todo el lastre posible. Démosles una vuelta a todos los elementos del barco, tanto deteriorados o no por el temporal y prescindamos de los no estrictamente necesarios.
-Preocuparse especialmente de los tripulantes a los que el temporal ha dañado.
En estos momentos es imprescindible poner el barco en situación de poder ser remolcado a puerto y llevarlo al astillero para una reparación urgente que posibilite el poder continuar la ruta.

Pero aquí no debe acabar la reflexión del armador y su staff. Una vez acordado el planteamiento general hay que bajar al detalle de las acciones, es el momento de plantear otras actuaciones. Una primera en la que se suele caer es intentar “cuadrar cuentas”, es decir, pensar en cómo le reduzco al salario a los mandos del buque, cómo consigo que el puerto me rebaje las tarifas ante una situación extraordinaria, o cómo le cobro más a los clientes que envían sus mercancías. Es posible que alguna de estas actuaciones haya que revisar, pero es el momento de ampliar las miras. Veamos:

El primero es repensar el barco con respuesta a una serie de cuestiones del tipo: ¿debemos adaptarlo a un nuevo combustible? ¿en lugar del fuel o gasóleo tradicional debemos pensar en gas natural licuado, biometano u otros?, ¿debemos sustituir los motores por otros más eficientes, que con el mismo consumo nos den mayor autonomía? ¿debemos reforzar el casco con materiales de última generación que conllevan mayor protección y menor peso?, ¿debemos incorporar nuevas tecnologías más eficientes aún a costa de precisar menos tripulantes?, etc.

Pero no deben quedarse aquí. Es el momento de una visión más amplia y de futuro. Las preguntas que deben responder son del tipo: ¿debemos continuar transportando estas mercancías por vía marítima? ¿algunas de las mercancías no deberían ir por vía aérea?, etc.

Es decir, ¿deben efectuar una reforma estructural de amplio calado? ¿no estaremos invirtiendo en un medio de transporte que ya no tiene futuro?
Como síntesis de la reflexión las fases de actuación son:
-Hacer que el barco pueda llegar a puerto con toda la tripulación, para atenderlos y proceder a la recuperación del buque que permita continuar su ruta.
-Pensar en las mejoras que hay que hacer en el barco para poder efectuar el transporte de manera más eficiente.
-Analizar cuál va a ser el medio de transporte de futuro para adaptarnos y subir al carro del mismo.

Espero que a este símil del barco, todos podamos asociar personajes, situaciones y acciones de futuro.
De todos modos os avanzo algunas de las medidas que se deberían adoptar, en mi opinión, para que el impacto económico y, consiguientemente social, tuviera fuera el menor posible:
– Soltar lastre. Por ejemplo, simplificar y digitalizar la administración, reducir asesores, Ayuntamientos, etc.
-No permitir que alguien que ha sido afectado no llegue a puerto, continuar Ertes, etc.
-Reparar las averías. Es el momento de apuntalar el ámbito sanitario en general, apostar más por la industria española, etc.
-Repensar el futuro, por ejemplo, la educación, tanto en valores, como en temario; el turismo, los europeos, nuestros principales clientes, también están afectados económicamente, por tanto será el momento de dirigirse a otros mercados y, especialmente, a otro segmento de clientes de mayor poder adquisitivo, etc.

Espero que a vosotros lectores se os ocurran muchas más. Si te parece bien, me las envías y, posiblemente, mi próximo articulo pueda ser un compendio de vuestras aportaciones. Gracias.

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Carlos López-Navaza

Socio-director de Lopez Navaza&Asociados Consultores S.L. y consejero de diversas empresas en las áreas de estrategia, negocio y energía, y colaborador en diversas escuelas de negocios en las materias de Estrategia, Planificación y Control y Organización de Empresas. Además es profesor asociado de Galicia Business School.